LA MONJA BLANCA



LA MONJA BLANCA

Singular belleza



Su nombre común se debe a que en el centro de la flor, un pequeño tallo semeja una monja que está rezando, y al ser blanco su color, fue bautizada como Monja Blanca.

Su nombre científico es Lykaste Skinneri Alba, llamada monja blanca desde los primeros años de la conquista española. Pertenece a la clase monocotiledonea familia de las orquide áceas. En 1843 se le dio el nombre de Lycaste por su original belleza, nombre de la hija de Priamo, rey de Troya loado por Homero y Virgilio.

Los mayas q’eqchi´, de Cobán la llaman Sak Ijix, mientras otros grupos étnicos conservan hermosas leyendas de su original encanto y la consideran una princesa que por su belleza fue convertida en flor.

Aunque su número se ha reducido por la destrucción de su hábitat natural, la monja blanca se encuentra entre musgos o helechos polipodium en Alta Verapaz, montes de los Cuchumatanes y serranías de Izabal y Quiché.

El botánico Ulises Rojas la describió como una planta que “crece erguida de 15 a 18 centímetros. Puede durar mucho tiempo sin marchitarse. Tanto los sépalos -pétalos del cáliz-, como los pétalos y labelo –pétalo mayor-, carecen de pigmentación y presentan un blanco purísimo.






                                                    




Preciada


El historiador Francisco Reyes, de Cobán, dice que antiguamente en las casas -que eran más grandes que las actuales, las personas acostumbraban tener un huerto y un jardín. En éste sembraban rosas y palos de nísperos donde mantenían en una maceta de chut a las orquídeas, y de preferencia, una Monja Blanca.

Por tradición, esta flor también es importante para adornar las andas de Semana Santa en aquella región. Uno de los pobladores, don Juan Medina, acostumbra llenar el anda de Viernes Santo con 3 mil orquídeas moradas y 100 blancas aproximadamente, señala Reyes.




En peligro de extinción


Con el descubrimiento de esta flor también inicia su depredación de los bosques de la Verapaz; a finales del siglo XIX se exportaron miles de estas plantas, según consta en documentos históricos.

Otra causa de su destrucción es el aumento de áreas de cultivo, pastizales o viviendas en los bosques nubosos donde crece la especie.

Oscar Archila, quien cultiva orquídeas, afirma que la monja blanca se pierde por la depredación de los bosques: de unas 8 mil orquídeas rosadas que hay en el campo, habrá una blanca. Es difícil cultivarla, a pesar de los cuidados que se les da no es lo mismo al natural. Florece una vez al año, entre octubre y febrero.





                                         

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